Domingo 28 de Septiembre de 2025

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POLITICA

28 de septiembre de 2025

Círculo rojo: Milei busca una nueva épica, malos pronósticos en el Congreso y reclamos urgentes de las provincias y el PRO

Tras el respaldo de Trump, el Gobierno retoma la campaña. El recuerdo de Todman. El dilema de “Toto” Caputo. Otra vez la coparticipación de CABA. El peronismo quiere ser federal. La comisión $LIBRA. Macri y los gobernadores esperan gestos en el Presupuesto

“Por suerte apareció (Scott) Bessent, nuestro Terence Todman”, resalta un funcionario de gobierno y suelta una carcajada. El viernes, un cortocircuito imprevisto provocó un principio de incendio en el primer piso de la Casa Rosada, los bomberos actuaron con rapidez y tomaron control de la situación. Hubo algunos momentos de zozobra, incluso hubo que evacuar oficinas del ala que ocupa el asesor Santiago Caputo, que se había reunido minutos antes con Cristian Ritondo, pero nada comparado con el fuego que una semana atrás amenazó seriamente al proyecto libertario hasta que apareció otro bombero, el secretario del Tesoro. En el Gobierno volvieron a respirar, al menos de manera parcial. Dos viernes atrás, los ánimos eran propios de un funeral. “Estábamos muertos: no había nada que nos pudiera salvar”, reconoció un asesor presidencial muchísimo más aliviado después de que Bessent anunciara en sus redes el apoyo contundente de la administración republicana a Javier Milei y la confirmación posterior de ayuda financiera para rescatar al gobierno de una tragedia que, en la previa de las elecciones, hubiera tenido consecuencias indecibles.

La decisión del gobierno republicano, por su magnitud, tomó a todos por sorpresa, incluso a los que fatigaron activamente durante 48 horas los teléfonos rojos de Washigton. En la campaña del 2023, cuando a parte del equipo económico actual que trabajaba para los candidatos de Juntos por el Cambio le preguntaban por las chances de que el Tesoro norteamericano pudiera llegar a rescatar al país, respondían “cero”. Así lo escribieron en un paper de campaña.

Un verdadero desafío para Luis Caputo, “Toto”, que enfrenta una encrucijada. La liquidación de USD 7.000 millones por parte de las grandes cerealeras provocó previsible malestar en productores y chacareros que fue expresado hasta por Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural, que incluso meses atrás sonó como posible integrante del gabinete. El principal dilema, sin embargo, está atado a la corrección cambiaria que el Gobierno podría implementar después de las elecciones. En el 2018, Caputo abandonó la presidencia del Banco Central y el gobierno de Mauricio Macri tras quemar buena parte de las reservas, frente a la presión del FMI para dejar flotar el dólar y que el peso se devaluara. El ex presidente compró el acuerdo sellado entre Nicolás Dujovne y Christine Lagarde y Guido Sandleris reemplazó a “Toto”. Años después, el propio Macri reconocería como un error esa devaluación que sepultó su reelección.

Existe, sin embargo, una duda instaurada en el seno del gobierno en torno al impacto que el “golpe de efecto” Trump podría tener en la campaña. “Esto no es una panacea, pero ahora al menos hay algo de que aferrarse”, planteó un operador libertario.

La pregunta que se impone es entonces si con eso alcanza para torcer el malhumor generalizado de buena parte del electorado que en las elecciones provinciales de Buenos Aires expresó un rechazo masivo al Gobierno. Hace quince días, en el congreso bonaerense de la UIA, “Somos industria”, que se llevó a cabo en Costa Salguero, se trazó un panorama del sector y sobrevoló insistentemente la necesidad de construir consensos de manera urgente, en un panel conformado por dirigentes de distintos espacios. La famosa gobernabilidad de la que ahora la Casa Rosada parece haber tomado nota por pedido de Bessent. “De un viernes a un domingo no cambió nada, fue solo una elección a concejales, pero si vos no tenés el sustento político necesario para pasar la crisis económica no vivirías enterrado en esa crisis. Hay que cruzar un desierto y para eso necesitas consensos políticos”, planteó un industrial.

El Gobierno ya no se regodea con la crisis del PJ. Tiene su propia crisis, auto infligida. Recuperar la épica del 2023 no parece fácil: la gestión arrastra serios inconvenientes, el programa económico un deterioro severo, en especial en la economía real, con caída pronunciada de la actividad y una recesión en el consumo. El último estudio de la Universidad de San Andrés, que se publicó el viernes, volvió a mostrar un aumento en la desaprobación de la gestión de gobierno: alcanzó un 58%. El nivel de satisfacción con “la marcha general de las cosas” cayó al 32%, el nivel más bajo desde que asumió Milei. En el 2017, en la previa de las elecciones de medio término del segundo año de Macri, ese índice se ubicaba por encima del 50%. Cambiemos arrasó ese año en las urnas.

De todos modos, en el oficialismo se evidencia un contraste notorio entre el viernes anterior y esta semana cuando Trump se pronunció a cara descubierta en favor de la “reelección” de Milei. Bessent fue aún más sincero: “Mientras el presidente continúe con políticas económicas fuertes, estaremos para ayudarlo a llegar hasta las elecciones”.

El jueves, el rechazo a los vetos de emergencia pediátrica y financiamiento universitario podría tener luz verde definitiva tras el revés reciente en Diputados. 48 horas antes, el martes, la modificación de la ley 26.122 de regulación de los DNU que ya tuvo media sanción en el Senado tendría dictamen de comisión y estaría lista para ser tratada próximamente en el recinto. Se trata de un proyecto vital para un gobierno parlamentariamente débil que, en reserva, ya exhibió preocupación en el Congreso por la posible sanción de ese proyecto que, de aprobarse tal como salió del Senado, implicará que solo con una cámara, y no con las dos, pueden rechazarse los decretos de necesidad y urgencia.

En Diputados hay un debate generalizado: si debe aplicarse, en caso de que se apruebe -más allá de que el Gobierno dejó trascender que podría vetarla-, desde ahora o a partir del 2027, con una nueva administración. “No podemos cambiar las reglas del juego en mitad de mandato, es demasiado”, explicó un jefe de bloque. Es una discusión que todavía no está saldada, que aún no tiene los votos garantizados en el recinto y que, en el caso del PRO, no fue llevada al debate interno, a pesar de que el antecedente del Senado es contundente: de los siete senadores de ese bloque, cinco apoyaron la media sanción hace quince días.

Son movimientos que sigue con atención el jefe del PRO, que sigue disgustado con la foto de Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro vestidos de violeta en el lanzamiento de la campaña bonaerense, en el corazón de La Matanza. En la cúpula del PRO se preguntan si esos dirigentes son más permeables a las órdenes de “Balcarce 50 o de Balcarce 412″, la sede del partido. La respuesta es bastante obvia. “Cristian le había prometido a Mauricio que no haría nada que perjudicara la identidad del PRO”, subrayaron cerca de Macri. Esa desazón profundizó en los últimos meses una versión instalada que daría cuenta de que el jefe del PRO estaría decidido a conducir a un puñado de diputados de su riñón a partir del 10 de diciembre. Para tratar de reconstruir el partido, con otro jefe de bloque. Tiene lógica si se tiene en cuenta que con el recambio legislativo habrá una migración desde el PRO a La Libertad Avanza y el quiebre definitivo de la bancada amarilla tal como se la conoció hasta ahora. “Nosotros somos oposición”, abundó esta semana un ladero de Macri. En esa hipotética hoja de ruta se inscribiría la especulación que gira en despachos de Casa Rosada: ¿Santiago Caputo quiere a Ritondo de presidente de la Cámara baja? Habría que ver qué piensa Karina Milei.

En la cúpula del Gobierno sobrevuela de todos modos una preocupación mucho más urgente: los avances de la comisión por el caso $LIBRA que preside Maximiliano Ferraro, que se tomó muy en serio su rol. La inquietud estuvo particularmente centrada en las presentaciones judiciales que realizó María Florencia Zicavo, mano derecha del ministro Mariano Cúneo Libarona, que amplió una medida cautelar para evitar presentarse en la comisión por considerar que el Parlamento se superpone a la investigación de la Justicia.

Hay sectores del Congreso que no tienen mucha esperanza en que comparezca Karina Milei. En especial porque, según trasciende, se menciona un acuerdo implícito con un sector del peronismo, aún vigente, para proteger a la hermana presidencial.

Acuerdos, sí o no. El peronismo atraviesa un profundo debate interno tras la detención de Cristina Kirchner y el triunfo en la provincia de Buenos Aires. Con gobernadores atomizados, ocupados en sus distritos, empiezan a aparecer intentos para amalgamar sectores y sacarle los focos al PJ de la disputa bonaerense entre Cristina Kirchner, La Cámpora y Kicillof. Para darle un sentido federal y disputarle la taquilla a Provincias Unidas, el nuevo bloque de gobernadores que concentró en estos meses buena parte de la atención del círculo rojo en paralelo al deterioro del Gobierno. En especial, a uno de ellos, que ya no disimula sus ganas de ser candidato a presidente en el 2027.

Un bloque político mucho más refractario a La Libertad Avanza que Provincias Unidas, que mantiene por lo bajo puentes de comunicación con la Casa Rosada. Los gobernadores, sin embargo, quieren gestos concretos por parte de Milei, que recién vuelto de Nueva York pareciera haberse convencido de la necesidad de ponerse al frente de la estrategia, y de la campaña.

¿Está dispuesto Milei a abrir el gobierno a dirigentes de otros espacios? Es la principal incógnita. Es lo que se preguntan gobernadores y legisladores. También Macri, que se cansó de los desplantes. El ex presidente dice querer colaborar. En las últimas semanas mantuvo una serie de charlas con colaboradores. Algunos de ellos incluso discutieron con él en torno al apoyo o no al gobierno. “Mauricio quiere que les vaya bien, pero le calientan mucho las pelotudeces que hacen con nosotros”, dijo uno de ellos.

Por ejemplo, el reclamo por la coparticipación federal que el gobierno se resignó a cumplir cuando la Corte Suprema resolvió la cautelar en favor de la ciudad de Buenos Aires, tras el recorte propinado en su momento por Alberto Fernández, en plena pandemia.

Para la Ciudad es una cifra considerable: está estipulado en $2 billones para el 2026, el 10% del presupuesto porteño que este martes será presentado en la Legislatura y que, según trascendió, contempla un aumento importante en obras por parte del jefe de Gobierno para darle más vuelo a la gestión. El publicista Rodrigo Figueroa Reyes trabaja desde hace algunos meses en la construcción de una nueva marca.

Esa cifra por coparticipación no fue plasmada por el Gobierno en el Presupuesto que envió a mediados de mes al Congreso. En el PRO aún desconfían de Milei, algo similar a lo que ocurre con los mandatarios provinciales, que quieren ver en la ley madre los reclamos presentados a la Casa Rosada y al ministro de Economía, que se sumó a la mesa federal de negociación con las provincias. El debate parlamentario tomará vigor después del 26 de octubre, no antes. Quien alertó en el Congreso fue Ricardo López Murphy, candidato a diputado, que tiene un diálogo muy fluido con el PRO de la capital. Se le pronostica una buena elección en octubre. Quien está incómoda con el reclamo por coparticipación es Patricia Bullrich: ella fue la que impulsó y lideró el traspaso de la policía a la Ciudad en el 2016.

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