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INTERNACIONALES

16 de noviembre de 2024

Nicholas Cullinan, el nuevo director del Museo Británico que propone una histórica reconstrucción tras el escándalo por los robos de antigüedades

Recientemente nombrado en el cargo, el historiador de arte busca renovar el enfoque institucional tras la renuncia de su predecesor. El proyecto promete transformaciones nunca vistas y recuperar la confianza

El Museo Británico respira en sus salas un aire de ambición renovada. Su nuevo director, Nicholas Cullinan, tomó las riendas con una misión monumental: transformar el museo desde sus cimientos, reimaginando no solo sus espacios, sino también su identidad en un mundo global y digital. A sus 46 años, parece haber desterrado la palabra “imposible” de su vocabulario. “Todo es posible”, afirma, con calma, casi como un mantra.

El eco de un escándalo reciente sigue resonando en los pasillos del British Museum. La sustracción de unas 2.000 piezas de su colección, en su mayoría no catalogadas, desató una tormenta que culminó con la renuncia del anterior director, Hartwig Fischer.

Fischer renunció en agosto del año pasado, poco después de que se determinara que miles de artefactos de su colección estaban “desaparecidos, robados o dañados”. Según las hipótesis de investigación del robo, las autoridades creen que el insuficiente registro fue lo que hizo posible que alguien que sabía de esto las robara gradualmente sin ser detectado durante décadas. Desde entonces, el museo ha estado bajo el mando del director interino Mark Jones, hasta que Cullinan fue nombrado a fines de marzo.

El lugar elegido para la entrevista con el diario británico, a cargo de la periodista Jan Dalley, fue el Café Deco, ubicado a pocos metros del Museo Británico, en Londres. Para la ocasión se presentó con el uniforme de director: un impecable traje oscuro, con una corbata de punto a rayas azul marino y granate. “La única pista de un estilo más dandi en sus momentos libres es un precioso anillo de cornalina ornamentado en la mano izquierda”, detalla la reportera.

A pesar de la complejidad del robo, y de los desafíos que tiene a futuro el Museo, Cullinan reconoció: “Teniendo en cuenta todo lo que ha pasado, me había preparado para una época mucho más dura, pero de hecho es el lugar más acogedor en el que he trabajado nunca: ha sido una gran sorpresa”.

Al ser consultado sobre sus impresiones tras explorar las colecciones del museo, el director expresó que la característica que más lo impactó fue su “profundidad”, tanto en la magnitud de las colecciones como en la experiencia acumulada. Comparó su vivencia con la que tuvo en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, donde trabajó como conservador de arte moderno y contemporáneo entre 2013 y 2015, afirmando que el Museo Británico está en un nivel “bastante extraordinario”.

Durante sus primeras seis semanas en el cargo, en las que se dedicó a conocer al personal y familiarizarse con los departamentos, describió la experiencia como un proceso educativo similar a “volver a la universidad”. Destacó la variedad de los proyectos de investigación y el alcance internacional de las iniciativas que se desarrollan más allá de los muros del museo. Según sus palabras, la institución puede definirse como una “gigantesca organización de investigación con un museo adjunto”.

El tema se ha tornado aún más urgente tras las declaraciones de Lisa Nandy, secretaria de Cultura del Reino Unido, quien apoya reformas que podrían permitir la devolución de objetos de origen controvertido. Para Cullinan, el reto radica en equilibrar la misión universalista del museo con un enfoque ético y transparente que refleje los valores contemporáneos.

En todo momento exhibe su costado diplomático y optimista: “Creo que a todo el mundo le gustaría ver una solución realmente interesante e innovadora. No, solución no es la palabra adecuada: respuesta. Algo fuera del marco habitual. Parto de la idea de que todo es posible, y nos enfrentaremos a la realidad a medida que evolucione. No empecemos con la idea de que ciertas cosas no se pueden hacer”.

De cara al futuro, la escala del proyecto de renovación del museo es, simplemente, descomunal. Los costos preliminares, que se sitúan alrededor de 1.000 millones de libras, hablan de una remodelación total que abarcará dos décadas. Cullinan se centra en el Western Range, una sección crítica que representa un tercio del espacio expositivo y que será el primer paso de esta transformación.

El plan no solo busca revitalizar las galerías, sino también modernizar la infraestructura energética y repensar la experiencia de los visitantes, con la construcción de un nuevo pabellón de bienvenida para 2029. Aunque aún no existe un diseño definitivo, cinco equipos de arquitectos ya están trabajando para dar forma a esta visión monumental, cuya ejecución requerirá creatividad, paciencia y la capacidad del nuevo director para atraer la financiación necesaria.

“Pero, ¿no será difícil recaudar una montaña de dinero sin un plan o un presupuesto objetivo?”, consultó Dalley. Nuevamente, Cullinan respondió imperturbable. No se imagina que la cifra sea inferior a 500 millones de libras, porque “la envergadura es enorme”, y parece aceptar que podría ser muy superior.

Una vez finalizada la entrada, ordenaron el plato principal: él una galette de pera y frangipane con crème fraîche; y ella unos buñuelos de manzana.

En el Museo Británico, Cullinan está tejiendo una red global de colaboraciones que abarca proyectos en India, México y Nigeria. Además, ha invitado al CSMVS de Mumbai a curar una exposición en Londres, mostrando el compromiso de la institución con la reciprocidad y el intercambio cultural.

Hoy, el historiador de arte aplica su inquebrantable optimismo y su capacidad para desafiar lo establecido al servicio de una de las instituciones culturales más emblemáticas del mundo. “Todo es posible”, repite, y bajo su dirección, el British Museum parece dispuesto a demostrarlo: “La competencia me parece bastante restrictiva. Me gusta colaborar, es mucho más interesante. Si nos tomamos en serio la cultura mundial, deberíamos trabajar juntos”, concluyó.

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