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INTERNACIONALES

26 de octubre de 2024

El caos y la descomposición del poder

Maduro, atrapado en su propia red, intenta sostenerse a cualquier costo, entregando a sus propios hombres cuando las fuerzas ocultas del poder lo exigen

La madrugada del 20 de octubre, bajo la luz turbia que apenas iluminaba las calles desiertas de Caracas, el coronel Pedro Tellechea, Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA, ficha del clan de los hermanos Rodríguez, despertó sobresaltado por el eco de golpes insistentes en la puerta. Afuera, los hombres de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), espectros de un poder implacable, esperaban sin emoción, ejecutando una orden que ya forma parte de la compleja coreografía de traiciones y equilibrios que sostienen al régimen.

Diosdado Cabello, como un Fouché cualquiera, cuya sombra se extiende hasta los rincones más profundos del chavismo, observaba desde lejos, con la mirada de quien sabe que el control verdadero no se ejerce desde el trono, sino desde las sombras. Su reciente ascenso al Ministerio del Interior no era sino una jugada más en esa partida interminable de traiciones y lealtades efímeras que ahora le permite pasar factura a los hermanos Rodríguez, en especial a Jorge, acusado internamente del desastre electoral del 28 de julio, poniendo en los sótanos de la DGCIM a su hombre de confianza en el sector petrolero. En tanto Maduro, atrapado en su propia red, intenta sostenerse a cualquier costo, entregando a sus propios hombres cuando las fuerzas ocultas del poder lo exigen.

Así, en el laberinto de intrigas, Pedro Tellechea, no es más que otro sacrificio en el altar de un poder que se tambalea bajo el peso de sus propios fantasmas. Y mientras la maquinaria chavista seguía su curso, el país se preguntaba, como en una tragedia anunciada: ¿cuándo llegará el inevitable final?

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