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29 de agosto de 2023

Cómo impactó la devaluación en el sector comercial de Luján

Los precios subieron fuertemente en los últimos días producto del encarecimiento del dólar. El rubro de la carne superó el 60 por ciento y hubo dificultades en la venta de remedios.

La devaluación pos PASO trajo un sismo en todas las variables económicas. Además de los incrementos de precios, también generó desacoples en algunas cadenas productivas: falta de insumos, suspensiones de ventas y especulación empresarial. A casi dos semanas de las medidas anunciadas por el gobierno por exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), todavía no se terminaron de reacomodar algunos rubros.

El índice que más golpea a los sectores vulnerables es de los alimentos. Algunos mayoristas de la avenida Constitución estuvieron prácticamente una semana sin listas de precios. Por eso, en las góndolas los valores estaban tachados: “Por los precios, consulte en caja”, aclaraba un cartel de un comercio.

Un distribuidor de alimentos congelados le dijo a EL CIVISMO que los aumentos fueron “en promedio entre un 20 y 25 por ciento. Todos los rubros subieron. Y algunos esta semana volvieron a subir. Es imparable”. Además, no descartó que los productos tengan una tercera suba en pocos días.

Sin embargo, la carne fue el rubro que más impacto tuvo: entre el lunes y martes después de las elecciones subió un 60 por ciento en promedio. En los días subsiguientes, continuó el reacomodamiento de precios. Por eso, el fin de semana se vieron carnicerías prácticamente vacías en nuestra ciudad. Las pocas que trabajaban fueron por la promoción de Cuenta DNI del Banco Provincia. El cerdo, en estos días, se mantuvo estable.

“Esta devaluación que, a nuestro criterio, fue un poquito en forma improvisada para dar un mensaje a los mercados, ha movilizado conflictivamente bastantes las variables que ya teníamos distorsionadas. Porque en definitiva no corrigió la necesidad de las empresas, al contrario, le cargó mayores costos”, sostuvo Alberto Nicosia, presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Luján.

Además, dijo que todavía “falta tiempo para que esto se vaya estabilizando. La mayoría tuvo que recomponer cuadros de costos. En estos casos así, uno tiene dos opciones: o trasladar en forma masiva o ver la reacción de los mercados. Pero sí es claro que se están generando mayores costos, mayores valores, dañando el bolsillo del trabajador que es lo peor que nos puede pasar”.

Respecto de esta persistente inestabilidad, dio como ejemplo el índice del comercio internacional: “El dólar que se usa para las transacciones comerciales, que es el MEP o el contado con liqui, no el ‘blue’, y si vos ves el crecimiento de sus valores se muestra en forma continua, día a día. Esto marca que el mercado todavía no está estabilizado”.

Nicosia marcó que “lo que nos preocupa es el mercado, si bien las empresas siguen trabajando en sus capacidades normales como venían y no hay ningún síntoma de riesgo. Porque si se empieza a dañar el número comercial, vos tenés que ajustar. Pero los mercados van mostrando alertas. Hay muchos rubros que vienen con meses en situación restrictiva. No preocupantes pero sí van marcando una tendencia continua. Un ejemplo, que es el primer semáforo que podés analizar, es el textil. De pasar de ser la mala de la película que encabezaba los mayores niveles de actualización de precios en la comparativa mensual de inflación, hace tres meses que está casi entre los que menos aumenta. Es decir, no trasladando los mayores costos. Eso significa que trasladar los costos va dañando el mercado”.

En tanto, el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia denunció la semana pasada distorsión en la comercialización de remedios debido a que las droguerías y laboratorios habían suspendido las entregas. “Pusieron los stock en cero y solo entregaban algunas cosas a cuenta gotas. No podíamos reabastecer lo que estábamos vendiendo hasta que cambiaron los precios”, sostuvo Hernán Segura, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Luján. Aunque reconoció que las cooperativas continuaron con la entrega normal.

Aunque esto se solucionó relativamente rápido, hubo un salto del 20 al 25 por ciento, acompañado por la devaluación. “Se acordó mantener los precios hasta octubre”, afirmó, al tiempo que aclaró que “nosotros somos un bien de servicio, no podemos sentarnos arriba de la mercadería y decir ‘no vendo hasta que no cambiemos los precios’. Prestamos un servicio y nunca dejamos de vender los medicamentos a la población”.

Otro factor que agrava esta situación es que la mayoría de las obras sociales mantienen plazos de pago ajenos a la crisis inflacionaria actual, con tiempos que van desde 45, 60 y hasta 90 días. “Esto nos afecta de forma muy severa. Con la inflación que hay, las droguerías y los laboratorios actualizan los precios en forma semanal o quincenal. Es decir que nosotros un producto que vendimos el 23 de junio todavía no lo cobramos. Y cuando lo hacemos, cobramos con el precio de aquel entonces. Entonces nos comemos dos y hasta tres meses de inflación, que absorbemos nosotros esa merma”.

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