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10 de junio de 2025

Crisis en la industria textil: por caída de ventas y producción, 6 de cada 10 empresas redujeron empleo durante el último año

Una reciente encuesta de la fundación Pro Tejer reveló retrocesos en todos los frentes, mientras la demanda interna sigue débil y crecen las importaciones

Durante el primer trimestre de 2025, el sector textil e indumentaria enfrentó uno de sus momentos más difíciles de los últimos años. De acuerdo con un relevamiento de la Fundación Pro Tejer, 5 de cada 10 empresas sufrieron una caída en sus ventas respecto al mismo período del año anterior, con una baja promedio del 5%. Y si se extiende la comparación a los últimos dos años, la cantidad de compañías que perdieron ventas sube a 7 de cada 10 empresas, con un retroceso promedio del 21 por ciento.

En materia de producción, la mitad de las empresas consultadas por Pro Tejer redujo su nivel de actividad frente al año pasado, con una contracción promedio del 3%. Al tomar como referencia los primeros tres meses de 2023, 3 de cada 4 empresas mostraron una caída, que alcanzó un promedio del 20 por ciento.

En paralelo, el uso de la capacidad instalada no exhibió signos de recuperación. Solo 3,5 de cada 10 empresas reportaron mejoras respecto de 2024, pero ninguna volvió a los niveles de dos años atrás. En esa comparación más extensa, 8 de cada 10 compañías mostraron un retroceso en este indicador, lo que evidencia una infrautilización persistente del aparato productivo.

El relevamiento identificó tres causas principales detrás de esta caída. En primer lugar, 8,2 de cada 10 empresas mencionaron la pérdida del poder adquisitivo como el factor más relevante. A ello se sumaron la mayor participación de productos importados en el mercado local (señalada por 6,3 de cada 10) y la apreciación del tipo de cambio (4 de cada 10). Estos factores no solo afectaron los niveles de actividad, sino que también impactaron en el empleo, como se mencionó previamente.

El escenario externo tampoco ofreció alivio. 8,5 de cada 10 empresas encontraron obstáculos para exportar y mencionaron el tipo de cambio como el principal problema, seguido por la presión tributaria.

La situación se agravó a partir de la apertura comercial impulsada por el Gobierno, que derivó en una explosión de las compras al exterior. Según Pro Tejer, las importaciones de ropa crecieron 86% y las de textiles para el hogar 109% interanual en volumen durante el primer trimestre. Este fenómeno marcó un récord histórico y se vio acentuado por el auge del comercio electrónico vía courier, al punto que los aeropuertos ampliaron su infraestructura para responder a la demanda.

Esta presión externa creciente no solo afectó la competitividad del entramado productivo local, sino que además comenzó a provocar cierres de empresas, pérdida de empleo y desarticulación de eslabones clave dentro de la cadena de valor.

Desde Pro Tejer advirtieron que este retroceso tiene consecuencias negativas para el nivel de desarrollo tecnológico alcanzado, y que compromete las posibilidades de inversión futura, profundizando la dependencia externa del país.

La desregulación, junto con la apreciación del peso, la reducción de aranceles y la existencia de excedentes globales, contribuyó a profundizar este fenómeno. Los aranceles bajaron del 35% al 20% para indumentaria y calzado, del 26% al 18% para tejidos, y del 18% a entre 12% y 16% para hilados.

Frente a este escenario, las empresas del sector delinearon sus expectativas para 2025. El relevamiento indicó que 4 de cada 10 compañías creen que su situación empeorará, la misma proporción proyectó que se mantendrá sin cambios, y solo 2 de cada 10 anticiparon mejoras.

En ese marco, las firmas identificaron una serie de medidas prioritarias para revertir la tendencia negativa. En primer lugar, una reforma tributaria con enfoque federal orientada a la producción fue considerada como esencial por 8,4 de cada 10 empresas. En segundo lugar, el control de la competencia desleal, especialmente frente al ingreso de productos importados, fue una preocupación para 5,4 de cada 10. También señalaron la necesidad de una corrección del tipo de cambio para mejorar la competitividad en los mercados interno y externo, una demanda expresada por 3,8 de cada 10 empresas. Por último, el financiamiento al consumo interno y políticas que fortalezcan el poder adquisitivo fueron mencionados por 2,5 de cada 10 empresas.

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