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INTERNACIONALES

20 de abril de 2025

Tras cumplir 70 años, así volvió a la Tierra el astronauta más longevo de la NASA

Después de pasar 220 días en órbita, Don Pettit aterrizó junto a los cosmonautas Alexey Ovchinin e Ivan Vagner. Su regreso, justo en el día de su cumpleaños, pone fin a una misión clave en su extensa trayectoria profesional

El astronauta de la Pettit ha sido un pilar esencial en varios de los proyectos de la agencia. Y su llegada, que tuvo un aterrizaje exitoso en una zona remota cerca de la ciudad de Zhezkazgan, en Kazajistán, a las 06:20 (01:20 GMT) del domingo 20 de abril, volvió a marcar un punto de inflexión: es el astronauta en actividad más longevo de la NASA y acumuló una destacada carrera espacial que abarca más de 590 días en órbita.

Esto lo convierte en una figura clave en el desarrollo y la evolución de las misiones espaciales a lo largo de más de dos décadas, ya que brindó experiencia y conocimientos valiosos que son esenciales para las futuras exploraciones.

La misión que los llevó a bordo de la Soyuz MS-26 comenzó el 11 de septiembre de 2024, cuando el trío se unió a la tripulación de la Estación Espacial Internacional (EEI). Durante los 220 días que pasaron en órbita, los astronautas completaron un total de 3.520 vueltas alrededor de la Tierra, por lo que cubrieron una distancia de más de 150 millones de kilómetros. Estos datos subrayan no solo la magnitud de su viaje, sino también la relevancia de la experiencia adquirida.

Durante su tiempo a bordo de la EEI, Pettit y su equipo de la Expedición 71 y 72 no solo realizaron experimentos, sino que también efectuaron investigaciones clave para futuros proyectos. Se dedicó a explorar mejoras en la tecnología de impresión 3D de metales en el espacio, un avance crucial para la fabricación de piezas necesarias durante misiones de larga duración.

Además, participó en el desarrollo de tecnologías de purificación de agua y estudió el crecimiento de plantas bajo diferentes condiciones de agua, lo que puede tener aplicaciones importantes tanto para las exploraciones del universo como para la sostenibilidad.

El astronauta demostró que la longevidad en la ciencia espacial no solo es cuestión de permanencia, sino de adaptación y dedicación constante. Con su trabajo en la EEI, fue clave en avances tecnológicos que benefician tanto la indagación del cosmos como la ciencia en la Tierra. Su legado, que va más allá de los días en órbita; refleja un compromiso con la investigación y la curiosidad que inspira a futuras generaciones.

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