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9 de marzo de 2025
Viaje al corazón de Vaca Muerta, entre los dólares del boom y el apuro para aprovechar el yacimiento salvador

Infobae recorrió la zona más caliente de la “economía” local. Los números del fenómeno y los desafíos que enfrenta
Desde esa planta salen cada día unos 800 camiones que llevan arena, seca o húmeda, según el tipo de pozo y la tecnología con la que funcionen. Esa tierra especial llega también en camiones, desde Entre Ríos y Río Negro. Aquí la lavan y la secan en hornos gigantes, según el caso; la preparan para que cumpla su función petrolera. La secuencia es constante: descargan, acondicionan, cargan y se van. Sin solución de continuidad.
La instalación de YPF –la petrolera con mayoría estatal Allí abajo, en la roca madre, hay petróleo para casi 100 años de consumo local y gas para unos 200 años. Es el área más “hot”, de la zona más “hot” de Vaca Muerta. En medio del boom, geólogos, ingenieros y, claro, empresarios que invierten en el área hablan, básicamente, de dos cosas. Las inversiones necesarias para desarrollar en serio a la industria y si Argentina –sus políticos– estarán a la altura del desafío. Y discuten sobre cuánto puede durar realmente la famosa ventana de oportunidad: el tiempo que pasará hasta que el mundo elija otras formas de energía y lo que salga de las piedras milenarias de la profundidad de este suelo ya no le importe a nadie.El “viejo” gira en su sillón especial y chequea en sus pantallas que la perforación avance según lo previsto. Todos los indicadores están nivelados, consulta un dato con uno de sus compañeros, el único en esta cabina vidriada –un verdadero comando de perforación–, que le levanta el pulgar. Conviene aclarar rápido que, en este caso, “viejo” no es sinónimo de anciano. Cuentan los lugareños que es una especie de regionalismo. muy del universo petrolero; una forma de decir “chabón”, pero de manera muy respetuosa. El “viejo”, sabe, tenga la edad que tenga; hace bien su trabajo.
Del otro lado del vidrio enrejado, un tubo baja lento pero constante y se pierde en la tierra. Tiene un trépano en la punta que no deja de triturar rocas. La punta está a unos 2.000 metros de profundidad y se ve por la pantalla y los sensores. Cuando llegue a los 3.000 metros comenzará a tomar ángulo para perforar de manera horizontal otros tres kilómetros. Eso es el fracking.A muy grandes rasgos, por el pozo se fracturan las capas terrestres, se inyecta de agua y arena a alta presión que genera grietas en la roca y luego el hidrocarburo sube por la cañería con presión propia al menos en el primer año de producción. En la superficie se separa el agua del crudo y el gas.
Vista, que cotiza en Wall Street y México, invirtió más de USD 1.200 millones sólo el año pasado. Desde 2023, está enfocada 100% en el petróleo no convencional. Desde entonces la compañía se duplicó y planea volver a hacerlo dentro de cuatro años. Para 2025, la compañía tiene estipulado hacer unos 60 pozos con 4 equipos de perforación y dos sets de fractura. Producirán unos 100.000 barriles equivalentes de petróleo este año, con una inversión de más de USD 1.100 millones y un Ebitda ajustado de USD 1.500 millones. Además, trabaja para reducir la intensidad de sus emisiones de gases de efecto invernadero y neutralizar por completo la huella de carbono de toda su producción en 2026, con una estrategia de compensación de las emisiones residuales mediante plantaciones en Corrientes y Misiones. “Toda la cuenca, por ser tan joven, tiene la chance de ser neutra en carbono”, desafían desde Vista.Según datos de la consultora Economía & Energía, la producción total de petróleo en 2024 se incrementó en un 9,9%, la convencional se redujo un 5,5% y la no convencional creció un 27,4 por ciento. El 58% del crudo ya proviene de Vaca Muerta y las principales empresas del rubro allí son YPF (31%) y Vista (16%). Si se mira la producción total de petróleo, se destacan YPF (36%), PAE (14%) y Vista (9%).
El gas, en tanto, se incrementó un 5,1% y el shale “voló” más de 20%, con 10 pozos de explotación terminados y 12 plataformas de perforación en actividad. Casi el 50% del fluido viene del yacimiento estrella, donde pesan fuerte YPF (31%), Tecpetrol (23%), TotalEnergies (9%) y PAE y Pampa Energía (8%).Los geólogos y petroleros locales recuerdan que la industria tiene a Vaca Muerta en el radar desde 1930, pero que recién hace unos 15 años aparecieron las chances de explotarla realmente. Desde entonces se sabe que es la cuarta cuenca en recursos de petróleo shale del mundo y segunda de gas no convencional. El espejo a seguir fue Permian, en EEUU: el yacimiento texano donde se desarrolló a escala la fractura hidráulica. Esa cuenca hoy tiene 20 veces más pozos que Vaca Muerta, una cifra que muestra el potencial de desarrollo local.
La industria ya tiene una década de curva de aprendizaje, con una economía con cepo y el “riesgo Argentina” en el medio. La pandemia, además, frenó el desarrollo durante dos años. Lo cierto es que apenas el 8% de Vaca Muerta está explotado. Se espera que la cuenca pase de 35 equipos de perforación actuales a más de 50 en 2027, y que la producción se duplique: de 700.000 barriles de crudo por día a 1,5 millones. Y algo similar ocurre para las proyecciones del gas.En el medio, algunas dudas. Hay cuestiones ambientales –como el uso de agua y el impacto de la fractura en el terreno–, que siempre aparecen en este tipo de explotaciones, aunque en este momento no parecen resonar tanto. Por otro lado, hay casos de empresas grandes y con años en la cuenca que decidieron irse del país, incluso con la posibilidad de salida del cepo a la vuelta de la esquina. En principio, parecen decisiones más vinculadas con los movimientos globales de esos gigantes que con el “contexto Argentina”. En petróleo, se buscará triplicar la capacidad de transporte. El Oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS) está en marcha, con YPF, que opera, y otros socios como PAE, Vista, Shell, Chevrón y Pampa Energía. El primer tramo está listo y se prepara el segundo para fines de 2026; con una inversión de USD 3.000 millones, es el proyecto que va a convertir al país en un exportador de petróleo a escala. Mientras tanto, el Oleoducto Trasandino envía crudo a Chile y, potencialmente, permitirá exportar a los países del Pacífico; y el Oleoducto Vaca Muerta Norte, funciona desde 2023 con capacidad de 160 mil barriles diarios.
Otra vez en la ruta, el mal estado de los caminos de ripio hace saltar al visitante desprevenido. A la vera del camino hay tumulto: se ve un camión de arena volcado y a varios operarios tratando de rescatarlo. Mordió la “banquina” y se dio vuelta. “Pasa a diario”, asegura un local, mientras intenta adelantarse a un camión regador que trata de aplacar el polvo con bastante poco éxito. Las empresas critican la infraestructura provincial y repiten un número en loop: el sector le paga a Neuquén USD 4,5 millones por día de regalías. Algunas fuentes señalan que las principales compañías que integran la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CERH), que hasta hace poco estaba dirigida por Manuel García Mansilla, ahora juez de la Corte Suprema de Justicia, se preparan para asfaltar por cuenta propia algunos de los principales caminos del área.
Unos 30 petroleros comparten un desayuno mega top en una torre de lujo. Varios de ellos llegaron en helicópteros. Uno abre la charla, enfático. Dice que no le preocupa la regulación de los motores a combustión porque 60% de la electricidad proviene de los combustibles fósiles y el 40% del gas natural. Asegura que la energía nuclear es buena y limpia, pero que está al límite y que no cree que el mundo construya más reactores. Y resalta que la eólica es el doble de costosa que el gas y que la solar, el cuádruple. ¿Nada para preocuparse? “Vamos a crecer exportando. China solo consume el 14% de las reservas del mundo, India el 4% y Rusia el 3%. Nuestro lobby debería estar en flexibilizar esas regulaciones. Las exportaciones de GNL de EEUU a Europa escalaron al 64% del total”, reflexiona.
Milles es el dueño de M-Tex Oil, una petrolera con pozos en el oeste del estado de Texas, en Permian. Ni Milles ni M-Tex Oil existen, pero bien podrían. Son parte de Landman, una serie protagonizada por un gerente todo terreno –Billy Bob Thornton– quien trabaja fielmente para el dueño del crudo. Se estrenó a fines del año pasado y desde el mes pasado se puede ver en el país en la plataforma Paramount+.
Mucho más al sur, y en la vida real, en Argentina, una de las cuestiones está centrada en la ventana de oportunidad que tiene el país para aprovechar los recursos de Vaca Muerta; la vida real que tendrá el yacimiento estrella más allá de las reservas que contenga.
En el sector afirman que hay que hacer el mayor esfuerzo en corto plazo, unos dos años, o será muy difícil subirse a ese tren. Hasta que aparezca una opción nueva, la energía de transición es el gas. No es la primera transición energética de la humanidad y probablemente no será la última: de leña se pasó a aceite de ballena, luego a carbón, llegó el boom de los combustibles fósiles, ahora la tendencia del gas como opción más limpia, y así. La energía para los autos eléctricos se genera con gas, en un mundo en cuya matriz aún pesa el carbón.
“Si no aceleramos ahora para generar 20.000 millones de dólares por año por dos décadas, no llegamos. Es ahora o nunca”, aseguran en la industria.
“Hay más movimiento que nunca”, debe pensar el chofer del camión arenero que mira el horizonte mientras avanza, cargado y paso de hombre, por la estepa patagónica.