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TURISMO

21 de septiembre de 2024

El pueblo bonaerense con balnearios, ruinas y cascada ideal para visitar en primavera

Ubicada a menos de 200 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, esta localidad es un paraíso para quienes están en búsqueda de descanso. La naturaleza, el turismo histórico y los mitos locales son una gran combinación de atractivos

A menos de 200 kilómetros de la Esta pequeña ciudad, ubicada en el norte de la provincia de Buenos Aires, combina historia, tradiciones y paisajes que sorprenden a quienes la eligen. Sus encantos van desde ruinas que evocan un pasado histórico hasta un río que ofrece un espacio perfecto para relajarse bajo la sombra de los árboles.

La primavera en Salto trae consigo la oportunidad de disfrutar del aire libre, realizar excursiones por sus paisajes rurales y bañarse en las aguas del Río Salto. Tanto para familias como para grupos de amigos, este pueblo bonaerense ofrece actividades que varían desde el turismo histórico hasta el disfrute pleno de sus La principal atracción que destaca en Salto es el Salto de Agua, un accidente geográfico que forma una cascada y se convierte en el epicentro de las actividades al aire libre, especialmente durante la primavera y el verano. La cascada atrae tanto a locales como a turistas que buscan un lugar para nadar y refrescarse en los días cálidos. Este rincón natural permite además apreciar la biodiversidad que rodea la zona, con árboles frondosos y paisajes que invitan a relajarse y desconectar.

Otro sitio de interés en Salto es el Molino Quemado, las ruinas de un antiguo molino harinero construido en 1856, que fue destruido por un incendio en 1931. Este sitio, a orillas del Arroyo Saladillo, ofrece a los visitantes la posibilidad de conocer un poco de la historia industrial de la región, al tiempo que sirve como punto de encuentro para los más aventureros, que suelen saltar al agua desde los restos de la estructura.

Además, el centro de Salto alberga una tranquila vida nocturna, con bares y cafeterías donde se puede degustar lo mejor de la gastronomía local. En sus almacenes históricos, algunos de ellos con más de 90 años de antigüedad, los turistas pueden probar platos tradicionales que forman parte del patrimonio culinario del pueblo.

La historia de Salto se remonta al siglo XVIII, cuando la región era un punto estratégico de defensa contra las invasiones indígenas. Los restos del Fuerte de Salto dan testimonio de aquella época en la que la ciudad se convirtió en un bastión militar para proteger Buenos Aires de los ataques de los pampas y aucas chilenos.

Sin embargo, la historia más fascinante de Salto es la del Gaucho Curandero Pancho Sierra, un personaje que ha dejado una huella imborrable en la memoria de sus habitantes. Nacido como Francisco Sierra, este hombre abandonó sus estudios de medicina para dedicarse a curar a los enfermos de la zona. Con el tiempo, su figura se fue envolviendo en un halo de misterio, y sus seguidores comenzaron a atribuirle poderes curativos. Hoy en día, miles de fieles visitan su mausoleo en el cementerio municipal, buscando alivio y protección en sus creencias.

Llegar a Salto desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un viaje sencillo que no requiere grandes complicaciones. La localidad se encuentra a unos 200 kilómetros de distancia y el trayecto se realiza principalmente por la Ruta Nacional 7, una carretera que conecta la capital con buena parte del interior bonaerense.

El camino hacia Salto también incluye un tramo por la Ruta Provincial 31, que lleva directamente al corazón de la localidad. Durante el recorrido, los viajeros pueden disfrutar de paisajes rurales que combinan campos de cultivo, pequeñas localidades y horizontes amplios que contrastan con la estructura urbana de Buenos Aires.

Salto, con su historia, sus ruinas y su cascada, es un tesoro escondido de la provincia de Buenos Aires que, especialmente en primavera, se convierte en un lugar perfecto para redescubrir el contacto con la naturaleza y la calma.

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